Gordo

La historia de Gordo apenas habla de abandono o de maltrato. Por eso os la quiero contar, porque tristemente cuando empiezas a colaborar con una protectora las historias suelen ser tristes (aparte de las adopciones, claro) y es frecuente darse cuenta de que paradójicamente la llegada del perro al albergue constituye una liberación para él y podemos hablar, incluso de que tiene suerte.

Gordo es un perrín mezcla de perro de aguas de 5 años que nació en una camada de cinco cachorros en Murcia. La dueña de la perra llevó a los cachorros de su perra a una clínica veterinaria nada más nacer para que les consiguieran adoptantes porque sino los llevaría a la perrera. No se sabe si fue coincidencia o destino pero la gata de Rafa, un chico asturiano que residía en Murcia, tenía consulta ese día en el mismo veterinario. Ese chico oyó la noticia de los cachorros que iban a ser abandonados y pidió verlos. Cuando llegó a la sala donde estaban los cachorros había cuatro cachorros marrones bastante felices y contentos que se alegraron mucho de verle y un último perrito, el único blanco de la camada, aovillado en una esquina, llorando y gimiendo.

Cinco años después, ese perrito de la esquina es un hermoso perro blanco de aguas. Ayer tuve la oportunidad de conocer a Gordo y cenar con su familia pues, aunque vive en Murcia, Gordo no se separa de sus dueños y cuando se van de vacaciones el también va. Es una bola grandota de rizos y mimos, con unos ojazos preciosos y que se vuelve loco corriendo a por la pelota. Pero sobretodo, Gordo es feliz y fue rescatado pronto para crecer y vivir toda su vida con una familia que le quiere. Gordo tiene lo que les falta a muchos perros de los que Masquechuchos tiene a 200. Gordo tiene lo que cualquier perro merece.