Peter

Otro de los peludines que han habitado en casa fue Peter, un cruce de setter (creo que a estas alturas es más que evidente mi debilidad por los perros de caza). Donde comienza la historia de Peter, lo desconozco, así que contaré la parte que se:
Peter llegó a la Pontiga hace...Uf!!! Muchos muchos años, con el archiconocido desalojo del Espartal. Él fue uno de esos infelices que llevaban al matadero de Parayas. Pero Blanca le acogió y estuvo allí creo que 12 o 13 años... Imaginaos cuan viejo llegó a ser. Yo le conocí cuando llegué a la Ponti para conocer a Rey, un setter irlandés muy osado y terriblemente guapo.
Yo no solía hacer la parte de la finca donde vivía Peter, pero de vez en cuando subía a visitarle a él y a Rumba, una perrina de caza... Era tan guapo, se le veía ya tan mayor, tan frágil... Peter no tenía una salud buena, sufría un trastorno digetivo y su corazón ya estaba débil, así que había que cuidarlo y medicarlo diariamente.
Un día, cuando yo ya le conocía, sufrió un nuevo percance digestivo, su intestino se obstruyó y hubo que operarlo. Yo no me enteré hasta que un día volví a la finca y le ví, me parecí aún más ancianín, más delgado, más frágil... Recuerdo que era principio de verano, creo que julio, y en ese momento pensé que Peter ya no tenía edad de vivir como uno más, sinó que se merecía su propio hogar, su propia familia y que ya nadie le daría la oportunidad debido a su edad, así que lo hablé con mi marido y Blanca, y en septiembre Peter se vino a vivir con nosotros.
Dama se alegró tanto de tener un compañero!!!! Se veía que se querían. Dormían juntos, comían juntos, Dama le enseñaba por qué ventanas asomarse al interior de la casa, a ladrar pidiendo parte de la espicha o a reñir a las visitas. Dama le provocaba, y él intentaba jugar, aunque a cámara lenta, Peter corría 'a su ritmo'. Sólamente era rápido para robar comida, sí ROBAR COMIDA, una noche íbamos a hacer una espicha, y salchicha que olió, salchicha que me robó... Y eso que estaban sobre una mesa, pero se ve que ante la comida...
Recuerdo las largas sesiones de peluquería a las que le sometí... Je, je, a él no le gustaba, pero como no tenía ganas de moverse se dejaba! En la primera sesión le quité una bolsa entera de pelos. Como la mayoría de los setter, tenía las 2º orejas debajo de las verdaderas, y nudos varios por todo el cuerpo. Como se acercaba el invierno, decidí recortarle un poco el pelo para que le creciese nuevo y más bonito aunque esto no es habitual para los setter...Pero Peter tenía ya muchos años, y una salud débil, y como dicen en mi pueblo:'Dura poco la alegría en la casa del pobre', así que, aunque intentamos alargar su vida en la medida de lo posible, 5 semanas después de su adopción Peter se puso muy malín. Lo llevamos al veterinario, pero no había solución: Tenía un 'carcinoma hepático de evolución rápida'. Las palabras me cayeron como un mazazo en la cabeza. Y lo peor aún no lo sabía: Peter, no sólo no tenía esperanza, sino que ya no volvería nunca a casa porque su cáncer estaba muy avanzado, apenas le quedaban horas de vida, y me explicaron que esas horas serían terribles si no acabábamos con todo, que sufriría convulsiones hasta el fin... Así murió Simba,entre terribles convulsiones (que afortunadamente no ví) y fue terrible, no quería lo mismo para Peter. Este fue su último día.
Cuando volvimos de la clínica veterinaria al día siguiente de su ingreso y sin Peter, Dama entraba en casa, buscaba dentro, salía a la finca, subía a la nave, bajaba, buscaba en las casetas... Pero Peter no estaba. Escondí el collar de Peter en el distribuidor entre otros trastos y Dama cuando lo olió... Qué ilusión la hizo:'Te encontré'- Penso, hasta que vió sólamente el collar... Y se metió en su camita a llorar.
Sólamente hizo un viaje con nosotros y fue un viaje corto, hasta Santander un fin de semana. En el coche se portó muy bien. Hubo que ayudarle a subirse porque él solo ya no podía. Quisimos llebarle a la playa, pero nos llovió y ya no tenía edad de mojarse, así que lo dejamos para otro día... Y este día ya no llegó.
Dama le lloró lo incontable. Nunca creí que el vínculo emocional de dos perros pueda ser tan fuerte en tan poco tiempo.