Primer contacto con La Ponti

Todo empezó este verano cuando llevaba ya varios meses dándole vueltas a eso de participar como voluntaria en una protectora. Miré en Internet y me encontré con una web en la que salían enlaces a varias protectoras de Asturias. "Mas que chuchos" no era la última ni la primera en la lista y fui mirando todas los links hasta que vi una que me gustaba especialmente. Me gustaba sobretodo porque se veía a unos perrinos cuidados aprovechando al máximo todos los recursos -aunque fueran pocos- de los que se disponía.

Me puse en contacto con la protectora y el sábado 30 de julio fui por primera vez al refugio.

Hoy, casi dos meses después intento plasmar aquí una pequeña parte de lo que siento cada sábado. ¿Qué es ir un sábado a la Ponti? Es despegar del suelo y olvidarte de todos los problemas, es una mañana y una tarde que luego esperas toda la semana, es ver en doscientas caras amor y poder distinguir en cada ladrido mil cosas que otorgar gratis, en cada cola en movimiento gratitud y en cada oreja tiesa fidelidad; es un abrazo de Gonso, un mimo de Mateo, un lametazo de Charco, un ladrido de Dieguito, un movimiento de flequillo de Cuca, una caricia robada de Falo, una mirada de Osa; es Erika tirada en el suelo esperando que le des mimos, es el achuchón de Mariana, es la mirada tímida de Lola, es un aullido de Poker, es Kenya en su cama mientras pone su pata en tu pierna para que la acaricies, es el lametón de gratitud de Osiris en tu cuello, es el tacto del pelaje de Sol a tu lado, es la carrera de Selva hacía la pelota...

En estos dos meses me he reído, he llorado, me he asustado, me he enfadado... pero sobretodo he disfrutado y nunca me he arrepentido, ni un solo sábado de encontraros o de haber venido. Creo que nunca lo dudaré igual que no dudé ese treinta de julio de repetirle a Mercedes una y otra vez que iba a volver aunque viera en ella la duda sobre si realmente lo diría en serio.

Cada sábado desde hace dos meses soy más feliz, desde ese sábado en el que Juani me llevó a Calcetos y me enseñó parte de esos nombres que con solo recordar me provocan un remolino de emociones y cariño. Cada sábado desde hace dos meses sueño con devolverles aunque solo sea la mitad del amor el cariño y el bienestar que ellos me proporcionan y cada sábado me creo un poco mi sueño cuando veo como ellos agradecen todos los mimos y cuidados que les dan tod@s l@s voluntari@s. Porque aunque sean unos amores agradecidos se nota que os quieren. Así que GRACIAS, por todo lo que os quieren y por dejarme que me quieran a mi también y sobretodo gracias a vosotros, guapísimos, porque sois lo mejor que hay que habrá nunca en este mundo aunque por desgracia muchos no lo sepan apreciar.

Seguiré yendo y hasta ya me consideró un poco adicta a todos aunque a veces parezca que solo tengo ojos para Amy Winehouse, mi pequeñina con la que sueño todos los días y quiero casi mas que a nada. Chuchos, os quiero.

Gracias en especial a: Blanca, Merce, Yolanda, Juani, Alex, Agatha, Bea, Chiqui, María, Reyes y todos los demás que habéis compartido un sábado en La Ponti o una tarde de stand conmigo, aunque solo sea por ver como disfrutan los peques al veros llegar (que no es, ni por asomo, poco).

Precioso

La familia pontiguera es de lo mejor que hay, incluyendo voluntarios, padrinos y, sin duda, los perrinos.

Los sábados son el mejor día de la semana. Y cada momento que se vive los sábados es especial: desde que en el tren de camino a Oviedo piensas en todo lo que se puede hacer para mejorar la vida de los perros que viven en la zona que te toca limpiar (cepillar a tal perro, desinfectar las jaulas, socializar a un perrín tímido, etc) hasta la reunión de todos los voluntarios, delante de un café, charlando de nuestras aventuras pontigueras, la visita a "nuestros" gatos callejeros que se encuentran de camino al refugio, etc.

¡Es un día estupendo!

Que bonito es todo lo que has escrito Paula,y que razon teneis, tu y Alejandro.El sabado es un dia especial,lo espero como si fuera una nińa a la que llevan al parque de atracciones.Me gusta llegar al kroll, hablar todos a la vez, volver loca a Merce,compartir lo bueno y por desgracia tambien las malas noticias.Cuando llegas a la Ponti el recibimiento no podria ser mas emotivo, se ilusionan y alegran tanto al vernos que es imposible no creerse en ese momento alguien especial, ellos nos hacen especiales,nos hacen ser mejores personas y no hay duda que no deben agradecernos nada, nosotros les debemos tantos momentos felices que seran imposibles de compensar.
Y por cierto, Alejandro, a mi tambien me gusta ver a los gatinos y verte a ti con tantas ganas de hacer amigos en el mundo gatuno,ya veras como pronto podemos coger a otro minino.

¡Ala! muy guapo, hombre. Ahora ya tengo que ir a limpiar el rimel de la mejilla. ¡Ay! estos voluntarios...